La hidrografía que rodea al corazón de nuestra selva está enmarcada por cinco ríos y en su interior es atravesada por un sinfín de arroyos que embellecen a su extraordinaria geografía. El Paraná -el segundo río más largo de América del Sur- se diferencia por su caprichosa geometría y constante transformación; el Uruguay que nace en Brasil y junto al Paraná forman la Cuenca del Plata; el Iguazú -que en lengua guaraní significa “Aguas Grandes”- y los ríos San Antonio y Pepirí Guazú que, a lo largo de su recorrido, trazan la frontera entre Misiones -al nordeste de Argentina- y el Estado de Paraná en Brasil.