
Ubicada en lo alto de un cerro y rodeada de vegetación,“el Castillo” lleva casi ochenta años en pie, con miles de historias en sus paredes. Hoy forma parte del imaginario de Leandro N. Alem, a solo unos metros de la ruta provincial N° 225, se alza como un símbolo de otras épocas. Su arquitectura conserva detalles que remiten a los orígenes de sus primeros dueños. La casa cuenta con ocho habitaciones (cinco en la planta alta y tres en la baja), dos baños, cocina y un balcón con vista al entorno natural. A su alrededor, un extenso patio se abre paso, y entre la vegetación de su parte trasera, un pequeño arroyo cruza el terreno, sumando aún más encanto a este lugar lleno de historia.